lunes, junio 06, 2011

Otro cuento ;)

Aquí vengo con otro cuento mío. Este lo escribí esta tarde mientras escuchaba una canción llamada Un beso de desayuno, de Calle 13 :) 
Lean Lean, y comenten:



Cerré los ojos para sentir, sentir de verdad.

Las suaves gotas caían sobre el kiosko, el viento pasaba un poco agitado entre nosotros, sus manos recorrían mi cabello y su voz entonaba una balada acerca de mi cintura, de un tono preciso, una llamada y un susurro.

Ella se levantó del banco de madera y despidió un olor a frutas frescas; sonreí. Puso en mis manos la cajita que teníamos para guardar los momentos, ya debería estar a rebosar.

     -Regálame una sonrisita con sabor a viento –percibí su aliento a menta y supe que estaba frente a mí. –Anda, sonríe. Si lo haces te perdono la deuda.

Sonreí. Imaginé que inyectaba su pulgar en la boca y se inflaba como un globo. Se levantó un poco del suelo y el viento juguetón empezó a llevársela lejos de mí. Después de reír un poco por su ocurrencia y de esperar que esto cupiera en la cajita, salí corriendo detrás de ella. Tuve que treparme a un árbol para desenredar su cabello largo de unas ramas. Quedó todo enmarañado. Afortunadamente siempre cargo unas tijeras y pude cortarlo. Cuando se vio en el reflejo de un charco, sonrió con satisfacción, me dijo que había querido cortarlo así desde hace mucho. Afortunadamente quedó atrapada ahí o yo habría tenido que correr más.
Regresamos al banco de madera mientras ella me contaba cómo lo había visto todo durante sus minutos de ser globo.

       - Te veías bien mientras reías, me gusta cuando ríes así, con tus ojos cerrados y casi se te va el aire. El perro de la Sra. Rojas perseguía a un gato negro por allí. Cada cosa se volvía más pequeña, sobre todo las flores, estas amarillas casi no las veía bien. Lo único que no me gustó de ser un globo fue ver cómo te quedabas acá sobre la tierra y yo me iba lejos de ti. No vuelvas a quedarte por acá cuando yo sea globo, ¿vale? Hazte globo conmigo para no extrañarte así.

La miré y me gustó más con su cabello así, desordenado y cortado de cualquier manera. Recordé que esa mañana al despertar, me informó que solo había besos de desayuno para celebrar que llevábamos cinco meses juntos. Salimos a caminar y ella no dejaba de lamentarse porque la tarde se acabaría y tendría que volver a su casa, la celebración se terminaría y nunca más volveríamos a cumplir cinco meses juntos. Yo la abrazaba y le daba un beso en la nariz.

 - ¿Por qué estás tan callado? No has dicho nada desde que me dormí anoche. –dijo interrumpiendo mis pensamientos.
       - Tengo miedo de que el tiempo robe mi voz.
       - No va a robártela. Eso es un disparate.
       - Anoche soñé que pasaba. Estábamos acá en el banco y cuando iba a decirte que te quiero, no podía porque el tiempo me había robado la voz –dije con un poco de vergüenza.
       - Me quieres.
       - Sí, te quiero. Sin cantidades, nada más que lo que es en esencia.
       - Yo tengo miedo de ti, de tu amor y de que a mi jardín no le crezcan más flores azules.

Yo le sonreí como nunca le había sonreído. Me acerqué más a ella y la besé. Sus manos suaves se posaron en mi cuello.

Abrí los ojos. Ahí estaba yo, en el banco de madera. Solo y con la cajita de los momentos entre las manos.

jueves, mayo 26, 2011

Un cuento de Jueves

Hola ;)


Acabo de escribir un cuento para una clase que tengo mañana, me gustó y me dieron ganas de compartirlo con ustedes, así que recibo sus comentarios. 



-No quería que fueras tú, Alejandra.
-Yo no te quería a ti, Pedro.
Despegamos las miradas del techo azul para posarlas en nuestros ojos. Después de tres minutos, sonreímos al tiempo y nos fuimos a comer helado a la cocina, así desnudos como estábamos.
Mientras jugaba en mi boca con los trocitos de galleta que salían entre la vainilla, recordé cómo mis minutos se encontraron con los de Pedro al lado del lago de los patos. Aquella tarde estaba fresca y el parque invitaba a caminar. Yo salí de mi casa con ganas de encontrarme a Juan, quien cada miércoles caminaba hasta el lago a las tres, alimentaba a los patos y se iba por un postre de limón.
Entonces salí a las tres y llegué hasta el lago, pero los patos no tenían quien los alimentara. Juan no había ido. Luego me enteré de que su reloj dejó de funcionar y todo el día creyó que eran las diez de la mañana.
A los dos minutos llegó Pedro y alimentó a los patos. Yo no despegaba la mirada de su figura alta y delgada; pensaba que no lo quería a él, pero había ido a buscar a un hombre que alimentara a los patos un miércoles a las tres. Ahí estaba mi hombre, y ahí estaban los patos comiendo.
Él me miró, me preguntó si esperaba a alguien y fuimos caminando a la pastelería en la que Juan comía postre de limón.
Ahora estábamos en la cocina de su casa, comíamos helado, con nuestros cuerpos desnudos.
-Pero ahora sí te quiero a ti –me dijo rompiendo la foto de la rubia a la que esperaba encontrar él ese miércoles en el lago.

sábado, mayo 14, 2011

Soy mala con los títulos, así que: Sin título

Hoy tuve que desprenderme tortuosamente de mi cama a las 10 de la mañana. Estoy en finales de la universidad, y, gracias a mi pereza, ahora tengo trabajo acumulado y poco tiempo :S
La verdad es que llevo una hora y media despierta, y aun no he empezado mis deberes :P Sin embargo, no quería dejar pasar este fin de semana sin publicar entrada. Lo que van a leer a continuación es un poema que escribió L.U. en mi cuaderno, cuando estábamos en una clase muy aburridas:

Corazón de melocotón
no eres ni una fresa
ni un melón
¿serás tan tierna como sandía?
tal vez más jugosa que mandarina
ya no interesa mi corazón
si eres limón o melocotón
yo solo quiero que seas mía
ser siempre tuya, tu uchuvita


♥ Amo a L.U.
Nos leemos luego ;)

sábado, mayo 07, 2011

...

Es la única persona que tiene ese poder sobre mí, que es capaz de convencerme aun cuando ya he tomado decisiones que están ancladas.
La única persona que puede hacer que sienta calma y completa tranquilidad sin importar lo que pase alrededor, o entre nosotros.
La única persona que lo cambia todo con una sola palabra.
La única persona que consigue romper y triturar mi alma, mi corazón, mi fortaleza, mil veces... parece que nunca es suficiente.
Y es la única persona a la que le permito todo eso, y a la que le perdono mucho más.

sábado, abril 23, 2011

domingo, abril 10, 2011

Quiero Quiero Quiero

En medio de tantas cosas que me han pasado en los últimos días quedé algo confundida... muy confundida, para ser sincera. Sin embargo, gracias a una inspiración, coloque a Janis Joplin en el reproductor de música y todo empezó a aclararse, pude hacer trabajos, y concretar ciertas cosas que quiero. Así que las comparto:

  • Quiero que me llegue un mensaje al cel, al fb, telegrama, perdido en msn, lo que sea, que saque una sonrisa sincera.
  • Quiero un helado enorme, solo para mí, con mucho chocolate
  • Quiero que alguien haga algo lindo por mí, algo espontáneo y dulce (seh, estoy cursi)
  • Quiero detener el tiempo para hacer el trabajo que debo presentar mañana
  • Quiero que esta sensación de tranquilidad y la idea de que todo va a estar bien se quede conmigo por lo que queda del año...
¡Ojalá no sea mucho pedir!

Nos leemos en otra ocasión, prometo que no pediré tanto a la próxima :]

domingo, abril 03, 2011

He decidido regresar

Hace nueve meses no escribía para este lugarcito que creé. Pido perdón a todos los que me leen, no daré excusas porque no sonarán realmente convincentes. Aun así puedo decirles que regreso; no sé qué tan seguido vaya a escribir por acá, pero prometo no desaparecer durante tanto tiempo.

Les comento que todo va bien, algunas cosas siguen como venían la última vez, otras por supuesto han cambiado. Se han roto lazos que parecían inquebrantables, se han fortalecido los que más importan… y han nacido cosas nuevas que me hacen sentir bien.

Pero bueno, no puedo intentar resumir en esta entrada nueve meses, hay mucho por decir y aun me debato entre lo que debo o no escribir :] Así que para reivindicarme y recomenzar de buen modo, les dejaré una pequeña historia que escribí. No me pertenece del todo, es algo que vivió alguien, por lo tanto le pertenece a ella y al chico con el que compartió esas horas:

Su mano acariciaba la mía suavemente, con lentitud, con cuidado, como si no quisiera dañarla; atesorando cada segundo en el que tocaba mi piel. Reposaba su cabeza en mi hombro, logrando esconder su nariz en mi cabello negro y aspirar profundamente el aroma que este desprendía.

Yo cerraba mis ojos, me dejaba hacer, le permitía disfrutar mi esencia, llenarse de ella con el tacto, con el olfato. Respiraba acompasadamente aparentando tranquilidad, sin embargo sentía cómo mi corazón latía con cierta rapidez.

Abría mis manos y él las recorría, entrelazaba mis dedos y yo no deseaba soltarlo en ningún momento. Nuestras almas se impregnaban con el tango que sonaba, que entraba por nuestros oídos, que nos invadía; y, como si el destino fuera cierto y ya todo estuviera escrito, las palabras que formaban la canción hacían un eco perfecto a lo que sentíamos entre nosotros, a lo que nos decíamos con la respiración, con los dedos, con el silencio.

Ni siquiera el fuerte aplauso que el auditorio dirigió al final pudo romper la conexión que se fue tejiendo entre los dos desde que la súbita confesión se había dado horas atrás. Y minutos después, mientras recorríamos las calles solitarias que nos llevaban al cierre de la noche, seguíamos envueltos en el sentimiento sincero de lo que había estado reprimido durante tantos meses. Las casas, con su alma llena de sabiduría, protegían nuestros cuerpos que caminaban impulsados por la inercia… habían tantas cosas por decir y aun así no éramos capaces de separar los labios para expresarlas, el miedo de arruinar los segundos finales de un día perfecto, era mucho más fuerte.

Con una gran resistencia dentro de nosotros llegamos al sitio de la despedida. Nuestras miradas se encontraron y se dijeron todo lo que habíamos estado callando. Un último abrazo cerró ese día perfecto que no volvería a repetirse… al separar nuestros cuerpos el peso de la razón se hizo más fuerte y entendimos con dolor que la magia había terminado, que ya éramos parte del recuerdo, que solo quedaba intentar retener las canciones, las palabras, los gestos y las sonrisas que aquel martes nos había permitido vivir.